Cansada de morderme la lengua para no hablar de más.
Demasiado para decir y pocos destinatarios.
Las noches se hacen densas no pudiendo conciliar el sueño,
con un nudo en la panza, con la garganta cerrada y la lengua lastimada.
Aburrida de hacer cálculos y cuentas para poder saber hasta cuando,
con la impotencia de saber que no depende de mi,
con un entorno que me empuja y una sociedad que te impone.
Y no me importa.
Y me paro frente a la montaña y la empujo,
y creo que la muevo,
pero bien sé que no muevo montañas,
que no puedo manejar los corazones,
pero intento y fracaso, y vuelvo a intentar,
y ya sabemos como sigue el descenlace.
Escribir ya no me ayuda,
ya ni tengo inspiración,
eras el ángel que me había salvado,
ahora sos el ancla que encalló mi barco.
Nattttttttt.
martes, 31 de marzo de 2009
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