viernes, 28 de marzo de 2008

El futuro

Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle,
en el murmullo que brota de noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia
los completos de los subtes,
ni en los libros prestados
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original
de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré amor mío,
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás,
y diré las palabras que se dicen
y comeré las cosas que se comen
y soñaré las cosas que se sueñan
y sé muy bien que no estarás,
ni aquí adentro, la cárcel
donde aún te retengo,
ni allí fuera, este río de calles
y de puentes.
No estarás para nada,
no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente
trata de acordarse de ti.

Julio Cortázar.
Por seguir de las cosas el compás,
a veces quise, en este siglo activo,
pensar, luchar, vivir con lo que vivo,
ser en el mundo algún tornillo más.

Pero atada al ensueño seductor,
de mi instinto volví al oscuro pozo,
pues, como algún insecto perezoso
y voraz, yo nací para el amor.

Inútil soy, pesada, torpe, lenta.
Mi cuerpo, al sol, tendido se alimenta
y sólo vivo bien en el verano,
cuando la selva huele y la enroscada

serpiente duerme en tierra calcinada;
y la fruta se baja hasta mi mano.

de Ocre, Alfonsina Storni, 1925