Es que no puedo entender si yo soy la mala mujer o si él es el mal hombre, no puede ser que con ninguno encuentre respuestas, el problema debe estar en mí, si no hasta que encuentre al que me de la certeza me voy a morir de intriga.
Adoro lo que provocás en mi, te adoro a vos, pero no te termino de entender, no sé que querés conmigo, no llego a percibir el juego que jugás, el mío está al alcance de los ojos, ni siquiera hay que esforzarse para verlo. No pido tanto, pido menos enrosque, menos vueltas, aunque siempre queda una vuelta de tuerca más. De todas formas, me encanta descubrirte y aprenderte de a poco, tiempo al tiempo, no tengo nada que me apure, y paciencia no me falta todavía.
Ilumíname el camino, con el brillo, de tu sonrisa.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
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