viernes, 29 de mayo de 2009

Tercera persona.

Aprieto fuerte los dientes para no permitir que caigan las lágrimas, fuerza fuerza fuerza, imposible, lágrimas 1-0 Nati. Palabras, labraspa, balarsap, que se mezclan y que se incrustan en mi garganta justo antes de ser paridas, como si fuera la primera vez que me pasara…
Porqué tendré la mente tan despejada como para no parar de pensar un segundo en vos, si tengo demasiados gráficos de seno y de coseno para hacer, demasiadas soluciones iónicas, covalentes, polares y no polares para analizar, un quilombo de cosas para ordenar y diez mil razones para no gastar mi tiempo en vos, ¿Por qué?
Y una mentirita de amor sabe bien todas las respuestas.
¿Volviste Nati?, ja ja ja, no pensé que eras tan fracasada darling, quedate tranquila que todavía podés serlo mucho más ;). Y una mentirita de amor sabe bien que no es lo que querés y que no lo hacés a propósito, ¿Pero sabés qué es? Una MENTIRITA de amor. Sí, veo lo feliz que sos.
(Al que entienda este texto juro que le toco los pies)
A ver, te doy un par de consejos que me recomendó un amigo al que suelo recurrir cuando un elefante se sienta en mi pecho y me lo aprieta tanto que no puedo respirar, que no puedo tragar, que me siento asfixiada y pensando que no hay una puta solución para calmar el dolor a menos que venga otro elefante y se lleve con algún método de seducción al hijo de puta que me está aplastando el alma:
- Dirás las cosas que se dicen.
- Comerás las cosas que se comen.
- Soñarás las cosas que se sueñan.
- Sabrás muy bien que él no estará.
- No estará para nada.
- No será ni un recuerdo.
- Y cuando pienses en él, pensarás un pensamiento que oscuramente trata de acordarse de él.
Es una mezcla de los siete pecados capitales y los diez mandamientos, elegí vos para qué lado los tomás. Sí, sé que estás pensando que no todos tienen amigos como éste que me dijo esto una vez debajo de un bar en Francia, tomando café y fumando el cigarrillo número dosmiltrescientossetentaytres del día, tengo una suerte inmensamente vacía de tenerlo como amigo y guía.
(Doblo la apuesta, al que entienda este texto, le lavo los pies)
Es que sé que me estuve por tanto muy mal, ¡Pero por favor!, tengo los huevos suficientes para a aaff affrrro afrrrrronnnnttt, mierda que esta palabra me cuesta, a-f-r-o-n-t-a-r todos mis actos, ja, la gila se pensó que me iba a ganar, pero qué palabra más ingenua… Lo que pasa es que la noche me tiene muy mal, ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda, aunque pensándolo bien haría contra peso con el mal parido del elefante que no se quiere bajar de mi pecho. Sí, ya lo decidí, cuando vuelva Internet te voy a hablar por MSN, es la solución a todos los problemas, ay! Para, tengo algo para escupir, ahí sale: Y una mentirita de amor.
Aunque la gente no lo piense, lo que digo tiene demasiado sentido, se puede resumir en simples palabras, te extraño tanto que ya no sé como ocultarlo, me hacés tanta falta que no puedo respirar, no me parás de sorprender nunca, no parás de decirme mentiritas de amor, y no me importa nada, que la palabra no es la ingenua, que la ingenua soy yo, que estoy encerrada en putos medios de comunicación y que tengo menos huevos que gallina castrada. ¿Y qué más?, ah si!, que no puedo dormir.
(Triplico la apuesta, escucho ofertas).


Natiluz.

Yo siempre amé tu locura.

Uno se da cuenta que a medida que pasa el tiempo, cada minuto es más valioso; que cada recuerdo es día a día más hermoso, que los amigos son el sostén de tu edificio, que el primer amor siempre va a ser único pero no el más fuerte, sino el ensayo.
Y a n o e s t á s e n m i c a b e z a. Pensemos que esto es una cena de amigos, y ya que estamos hablemos del amor. A todos nos pasó que alguna vez estuvimos “enamorados”, nos peleamos, sufrimos, lloramos, nos pegamos, nos alcoholizamos por el “gran daño que le hicieron a nuestro corazón”, (nefastas mentiras) y después de un largo tiempo como de tres días, vino ese ángel que cayó del cielo que me hizo olvidar de ese hijo de puta que me cagó, y ahí me cae la ficha, nunca estuve enamorada de ese perejil, no fue amor, fue una obsesión, ahora sí que estoy enamorada de verdad, esta es la persona que quiero que esté al lado mío por el resto de mi vida, él sí que me hace feliz, que se merece todo lo que el otro infeliz no supo aprovechar. (¿?) Pasamos los mejores momentos juntos, duramos como una semana, y la historia es cíclica, llanto, patadas, celulares rotos contra una pared, y nos volvemos a alcoholizar, hasta que cae otra estrella para iluminarnos la vida, y ahora que me pongo a pensar, tampoco estuve enamorada de ese tarado que me arruinó la vida… No sos vos, soy yo, no es él, fue ella.
Pero para qué mierda pensamos tanto si no nos sirve de nada, volvemos a hacer lo primero que se nos viene a la cabeza y no hay chance de cambiar nuestra perfecta opinión filosófica de la vida. Basta, basta, basta, hago la mía y se van todos a cagar, ja ja ja, como si pudieras; un fernet por favor…

Natilu.
24/05/2009