lunes, 29 de diciembre de 2008

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Sí, decir adiós es difícil, pero más difícil es superar todo lo que viene atado con esa palabra. Desatar el nudo que te amarra a seres que querés es una de las cosas más jodidas que se pueden presentar en cierto modo, más cuando pasa que lográs encontrar las puntas de los hilos y en vez de tirar de la forma correcta hacés aún más fuerte aquel nudo, o también cuando aquello que está amarrado a vos, consigue apretar más las cuerdas y resulta imposible liberarte de esas sogas que te mantienen atado, y no permiten olvidar, ni seguir adelante, ni pensar, ni tampoco volver atrás. Pero qué crueles pueden ser esas personas que te ponen sal al té, que te hacer amargo el trago y que logran perturbarte el pensamiento, si pudiesemos ser un poquito más libres a la hora de elegir, podríamos equivocarnos de una manera más saludable.


natiLu