miércoles, 5 de agosto de 2009

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Apretando los dientes para no gritar, ¿Cuándo fui buena en la tarea de aguantar?
¡GRITAR! Tan sólo gritar, sin censura, poder decir las cosas sin herir. Cuánto tiempo ha pasado de los primeros errores... No quiero hacer sangrar, no quiero que duela, pero es así, la verdad duele. ¿Duele? o la hacemos doler...
Es fácil juzgar al equivocado, y es fácil equivocarse para que lo juzguen. Lo difícil es arrepentirse desde el alma, lo difícil es perdonar.
¡Ay Cortázar, cuánta falta me hacés!, te necesito tanto, sólo vos, sólo vos...
Cansada de ser, la que siempre se equivoca, es una otredad. ¿Siempre me equivoco? ¿Quién funciona como juez? Nadie más que yo. Todo es reflejo de la verdad, todo es inconsciente, vos sabés.


Y pensando en tus manos me desarmo, me duele el alma otra vez, te extraño, fueron kilómetros, ya diría que meses, pero te extraño. Cóncavo y convéxo. Estás presente en mis errores, sos el personaje principal de mis errores, todo lo hago por vos, hace un año mi amor, un año, que todo lo hago por vos. Esa chispa adecuada, que tenés. Ya no apunto a tu naríz, pero quiero hundir tus pómulos, nada hace falta para que resplandezcas, y nunca pudimos aplicar el gualicho de olvidar, siempre lo tuvimos apretado en las manos. La fiebre arde, la fiebre quema, y vos estás, siempre estás. Y vos sos, nunca vas a dejar de ser, el reflejo de mi sonrisa, mis ganas de ser.



NTLaiu