martes, 3 de marzo de 2009

desesperada

Todo mi cuerpo me pide que te siga, todas mis fuerzas se concentran en tu camino, es una contradicción seguida de otra, no debo seguirte, no puedo seguirte, quiero seguirte.
Mis manos se estiran para alcanzar a tocarte, para poder agarrarte, para poder NO soltarte. Lloro, lloro porque no puedo, quiero pero no puedo. Me duele, me duele no cumplir, me duele ir en contra de mí misma. Te sigo, voy cada vez más rápido, mi cuerpo necesita de vos, extraña cada partecita del tuyo, se siente solo y corre y retrocede,y se desespera, y no entiende y está confundido.
Se siente usado, triste, frustado, porque no te puede alcanzar, porque yo corro, pero tengo pies, vos tenés alas.

No quiero correr más, me duele cada parte de mi vida; me duelen los huesos, me duele el alma, me dolés vos, me autodestruyo.

Quiero que levantes vuelo, mucho vuelo, que ya no te pueda perseguir, quiero llorarte todo un día, todo un mes, todo un año, pero quiero llorarte porque te fuiste, no porque volvés.

Quiero que me veas llorar.

NATILU

Murga de la Virgencita- PR

Marita lo hace por la guita,
con los bomberos del cuartel,
su barrio es tan enclemente,
y su comparsa siempre es cruel.
Sueña con que su rollo sea,
película de amores suaves.
La murga de la virgencita,
es aguijón picante y miel,
se tambalea en sus tacones,
no tiene nada que perder.
Nunca pudo comer del queso,
sin que la trampera la aplaste.
Los coches van y vienen,
y su ilusión fulana.
Se empolva la nariz,
muerde el labio y va otra vez para ahogar.
Arcadas gusto a menta,
junto con sus bostezos.
Sus chulos son legión,
de cucharangos que hacen temblar..
de miedo su boquita,
¡Ay ay mi Virgencita!
Se maquilla la piel,
para el túnel de amor y también,
para su tren fantasma,
con la boquita seca.
Será el propio buen Dios,
quien toca así el tambór y que...
aullenta su clientela,
y la aflije con tristeza...
Pilchitas de poliester,
y santidad de Virgen.
Milagro más, milagro menos,
otra polilla en busca de la luz.
La murga de esa Virgencita,
que no quiere besar a nadie.


Carlos Solari-