jueves, 25 de septiembre de 2008

43 días.

No me creo ni un poco cuando digo que estás ahí porque las cosas se dieron, y que si esto sigue es cuestión del tiempo. Estás acá, conmigo, porque te quiero, porque te cuido, porque pretendo que no te vayas, ya no es más un juego, o sí, pero un juego que no quiero perder. Me viniste a salvar, yo te quisiera salvar. Ahora sí que estoy bien, que encuentro a alguien que me haga felíz, que me haga bien, te encuentro, te encontré y no te voy a soltar fácilmente, no te quiero soltar. Me dejás entenderte, me entendés, te digo, me decís, nos decimos, te quiero, me querés, nos queremos...¿Qué más puedo pedir?.

Definitivamente hay cosas del corazón que la razón no entiende, no sé como fue que terminamos juntos, pero te aseguro que fue una de las mejores cosas que me pasa en mucho tiempo, y disfruto de eso. Me ordenás los pensamientos y me ayudás a tirar los viejos que ya no sirven, aquellos que pinchaban y que hacían doler. Adiós melancolía.


Realmente valés la pena.