sábado, 6 de diciembre de 2008

Sin daños a terceros.

Justamente ahora,
irrumpes en mi vida,
con tu cuerpo exacto y ojos de asesina.
Tarde como siempre,
nos llega la locura.
Tu ibas con él, yo iba con ella,
jugando a ser felices por desesperados,
por nos aguardar los sueños,
y no quedarnos solos.
Pero llegamos tarde,
te vi me viste,
nos reconocimos enseguida pero tarde,
maldita sea la hora,
que encontré lo que soñaba,
tarde.
Tanto soñarte y extrañarte sin quererte,
tanto inventar.
Tanto buscarte por las calles como un loco,
sin encontrarte.
Iba uno de pronto,
por desesperado,
confundiendo amor con compañía,
y ese miedo idiota de verme viejo y sin pareja
hace escojer con la cabeza lo que es del corazón.
Yo no tengo nada contra ellos,
la rabia es contra el tiempo, tarde.
Que ganas de huír,
de no verte ni la sombra,
de pensar que esto fue un sueño o una pesadilla,
que nunca apareciste,
que nunca has existido.
Que ganas de besarte,
de coincidar contigo.
De acercarme un poco y amarrarte en un abrazo,
de mirarte a los ojos y decirte que... te quiero.
Pero llegamos tarde,
te vi me viste,
nos reconocimos enseguida pero tarde,
quizás en otras vidas,
quizás en otras muertes.
Que ganas de rozarte,
que ganas de tocarte,
de acercarme a ti,
golpearte con un beso,
de fugarnos para siempre,
sin daños a terceros.